domingo, 14 de agosto de 2011

More amazing moments




Parecía que después de de la jornada del día anterior los punto más significativos de la ciudad ya habían sido visitados, pero en esta ciudad tienen encanto hasta los mc donalls que ya es decir. Un día más agarré las zapas de correr, mi mp3 y decidí continuar con esta manera tan particular de visitar las ciudades. En vez de volver a Presidio, me dirigí hacía el otro gran parque del norte de la ciudad, Golden Gate Park. En el durante estos mese hay una exposición de picasso que no pudimos visitar, un lago precioso e inumerables jardines coloridos muy bien cuidados. De nuevo me encontré con mucho corredores que realizaban un gesto cariñoso a mi paso.

De nuevo volví a por Marta para tomarnos un superdesayuno de 10 $, cuesta bastante dinero pero yo creo que engorda más de lo que cuesta. Hoy visitaríamos la parte más Oeste y comenzamos con los edificios institucionales, el civic center construido alrededor de un gran jardín en el que se encuentran bastante vagabundos que hablan con el viento y que en muchas ocasiones pueden asustar. Comenzamos a caminar hacia un punto muy visitado las Painted Ladies, son perfectamente reconocibles por series como padres forzosos y son objeto de miles de fotografías cada día. Resumiendo, son 5 o 6 casas curiosas de bonitos colores y realizar una fotografía sin un chino con camara es demostrado que es imposible. Partimos hacia Haight Hasbury el barrio donde comenzaron los movimientos hippies. En el se pueden conseguir muchas cachimbas de todos los tamaños, pipas, mecheros, camisetas de Bob Marley... es decir que está lleno de fumones. Las calles tienen un marcado carácter desgastado, probablemente ese sea el interés de sus vecinos. Fuimos a un mexicanos a tomarnos unas chicken fajitas y realizamos una pequeña parada para recobrar el aliento.

Después subimos por Buena Vista, nos entereramos cuando lo fundaron que barajaban dos nombres, el actual y Buena Cuesta. No entendimos por que le pusieron ese... Finalmente conseguimos treparlo y paradita de rigor en un entorno de nuevo encantador. Por le norte, Fisherman wharf, Golden Gate, Este Castro y Downtown. Una vista maravillosa. Descendimos hasta el campamento base y tomamos Divisadero hasta llegar a una de las cunas del movimiento gay. Se trata de una bonita calle centarada en unos cines donde se celebra cada año uno de los festivales de cine gay más importantes del mundo. Si algún día passais por esta calle, cuidado por que en los establecimientos hay unas cosas de plástico que parecen botellas de gatorade de strawberry pero no lo son ;) Al final de la calle se eleva Twin peacks que tampoco vimos. Es una estructura metálica modernista generalmente tapada por la niebla. Para terminar visitaríamos el barrio de Dolores, una zona latina con bastante iglesias y con paredes decoradas por murales dignos de ver. De pronto en el camino apareció un parque en el momento de máximo explendor solar y decidimos disfrutar de la tarde sentaditos plácidamente. La gente era muy de barrio, latinos, negros, blancos, orientales juagando al fútbol, al beisbol con el pie, tomando una cerveza y con hip-hop de fondo. El ambiente era espectacular. Nos levantamos fuimos a ver los murales para terminar nuestra jornada turistica de nuevo exhaustos.






Cogimos el bus y hubo un punto gracioso, intenté introducir le billete verticalmente cuando la la entrada era horizontal, menos mal que Marta me corrigió. Aún así nos reímos bastante con el conductos, bueno más bien se rió de mi, se trataba de un negro afable que hablaba con todo el mundo. Llegamos a nuestra calle, nos duchamos y fuimos a cenar a un chino. Entender la carta fue una odisea, tanto que en vez de de pedir platos, jugamos a la loteria.


A day dreaming on San Francisco



La llegada a San Francisco salió a pedir de boca. Nos impresionó tanto que decidí ponerme el despertador para probar una nueva forma de hacer turismo, iba a correr por sus calles. La imagen que uno puede tener sobre está pequeña gran ciudad es que está llena de cuesta y en efecto, la mayor parte de ella está practicamente inclinada. Con un poco de cuidado y a veces con paciencia pueden llegar a evitarse y en otras muchas ocasiones coincide que son las zona más bonitas y no queda más remedio que recorrerlas. Nosotros nos alojabamos en la calle Geary al norte de la ciudad, está enorme calle cruza la ciudad de Este a Oeste y termina en Market street.

Salí a las 8 de la mañana con unos 15 ºC una temperatura perfecta para realizar ejercicio, la niebla impedía ver más allá de 3 ó 4 calles y la humedad máxima. Tomé la calle Geary rumbo al parque Presidio, un entono natural que dá a la bienvenida a la gente que llega por el Norte de la ciudad, es decir a los que atraviesan Golden Gate Bridge. Para llegar al Parque atrevesé una calle preciosa llamada Divisadero y giré en Arguello, por esa zona, cercana a la calle Filmore, comenzaba a sentir una senación muy común en todo este, te dices a ti mismo – esto lo he visto yo en alguna serie-. Un serie de casa victorianas de de 2 o 3 pisos, cada uno de un color distinto en una cuesta bastante difícil de subir/escalar. Las plantas asoman en sus ventanas y producen una muy buena sensación a la vista. Me detuve en varias ocasiones a contemplarles y continué hacia el Presidio, una parque que yace en una abrupta columna. El número de corredores y paseante era muy alto, tónica general en esta ciudad. Llevaba media hora cuesta abajo y me quedaba la vuelta, así que decidí regresar para ducharme y recoger a mi compañera de viaje para poder explorar la ciudad en más detalle.





Bajamos a desayunar a una cafetería muy americana. Los desayuno son muy abundantes y calóricos, patatas huevos revueltos y bacon que no falte. Con las pilas cargadas nos fuimos a ver el Downtown repleto de enorme edificios cuyo emblema es la pirámide transamérica con una arquitectura que hace honor a su nombre. Para completar la vista nos fuimos al embarcadero, en esta zona están concentrados algunos de los puntos más famosos y visitados de la ciudad, chinatown y north beach. Continuamos por North beach, un barrio repleto de garitos de música en directo y restaurantes italianos. En uno de ellos pude tomar un estupendo café europeo y Marta un refrescante cervecita de la zona. En esos momentos una calle captó nuestra atención, era tremendamente larga y empinada, al final de ellas se encontraba Coit tower, un elevado mirador de la ciudad desde la cual se tenía una pertectiva digna de admirar. Subimos con mucho esfuerzo pero nuestros hígados se quedaron en el camino. Al llegar pudimos contemplar la enorme Bahía, el Bay Bridge, alcatraz, Presido, Golden Gate Bridge a pesar de la niebla. Por la caida del lado norte se encontraba un muy bonito barrio, Russian Hill. A través de él bajamos obsevando sus preciosas casas en la calle Lobart donde al final de la misma esa situadas las famosas curvas de San Frascisco, una ciudad rectangular. El número de turistas que se encontraba en ella era increible, debe ser probablemente la calle más fotografiada de la ciudad. Después de hacer unas cuantas fotos, decidimos ir a comer, compramos algo de fruta y unas ensaladas en fisherman's wharf y nos la comimos en la playa, con alcatraz de fondo... Que maravilla! Las gaviotas se acercaban ambrientas mientras pasaban las bicicletas. A pocos metros se encontraba fisherman's wharf, una especie de lonja llena de turistas comiendo pescado.





Más tarde continuamos nuestro camino a través de de Ford Mason hasta llegar a la Marina, un precioso paseo pegado a la playa desde donde se puede ver el Golden Gate si lo permite la niebla girando la cabeza hacia la izquierda, si miras a la derecha puede verse Alcatraz, detrás Treasure Island conectado con San Francisco gracias al Bay Bridge. En esa playa los niños juegan con sus cometas, pelotas de baseball y futbol americano. Nuestras piernas flaqueaban, habíamos recorrido muchímos km, muchos de ellos en cuesta. Para llegar al hotel debíamos cruzar Divisadero, un puerto de 1ª del tour de San Francisco, una vez en lo más alto descendimos por la calle Filmore, uno de los barrios más adinerados de la ciudad.





Estábamos muertos y hambrientos, por ello y debido a la cercanía, fuimos a cenar al Japantown. Todavía teníamos el horario español y la mitad de los restaurantes estaba cerrados. Suerte que encontramos uno de buena calidad y contra todo pronóstico, me encantó. El día una vez más fue perfecto. Viva San Francisco!!

sábado, 13 de agosto de 2011

Golden Gate Bridge




Cuando nos despertamos, todavía estab en la retina el maravilloso parque de Yosemite, nos habíamos alojado en el pueblo Oakhurst, en plena carretera de ascenso al parque. Nos preparamos un coffee y partimos rumbo a Mariposa Valley a ver las enorme Secuoias. Muy pronto nos dimos cuenta que de que era sábado y la afluencia a Yosemite se multiplica, tras atascarnos durante media hora decidimos dar la vuelta, fue una pena pero lo más importante ya lo habíamos visto.

Cuando decidimos hacer este viaje, la idea era pasar tres semanas en San Francisco con una beca de inglés, todo se planificó en base a eso, se puede decir que es el objetivo principal, el conocer esta gran ciudad. Así que los 300 km hasta la gran bahía se hicieron interminables. A la 1 paramos comer, bueno aquí le llaman así, comida... Decidimos dar una pequeña vuelta. En vez de entrar a Frisco por el Bay Bridge, decidimos entrar a través del símbolo más importante de esta ciudad, el Golden Gate Bridge pese a que suponía rodear Oakland y San Rafael. Tomé el volante, pusimos en el coche la canción de San Francisco (Sí, es esa canción... la que llevo escuchando tanto tiempo sin parar, la canción de un viaje, con la que he estado tan pesado y que no he dejado de canturrear). Atravesamos un tunel y a la salida se vislumbraba una ciudad construida dentro de un Bahía, con sus enormes colinas repletas de casas y un sólo nexo con nuesta posición, el Golden Gate Bridge. Marta y yo estábamos extasiados, era el momento que estabamos esperando, pareciá en anuncio de Mafre!!! Estabamos atascados en medio del Golden Gate, un puente colgante fabricado en acero y hormigón, en color rojo que supone una obra maestra de la ingeniería. Lo más sorprendende es que tiene practicamente 80 años, parece dificil de creer.



Una vez atravesado, nos dimos cuenta de que estábamos en una ciudad diferente, salvo la parte de Downtown, se trata de una arquitectura basada en casas de tres pisos de altura, con fachadas independiendes decoradas a capricho. A lo largo de sus calles, la panorámica es espectacular, debido a que las viviendas se pueden visualizar unas encima de otras debido a las abruptas colinas en las que se emplazan. Las bicicletas son una tónica general, pese a lo irregular del terreno hay numerosos carriles bici señalizados, que comparten vía con automóviles, tranvías y peatones.

Llegamos al hotel, dejamos la maleta y mostramos a mundo nuestra generosidad. Aparcar el coche aquí es un odisea y una ruina. En todas las calles hay cabinas pegadas a cada plazas de parking. Nosostros aparcamos y acto seguido procedimos a pagar las tasas de estacionamiento. Cuado vimos la panorámica, nos dimos cuenta de que habíamos recargado el tiempo del coche de atrás. Echarnos unas risas nos costó 1$. Nos abrigamos, aquí la temperatura debe rondar lo 20ºC por el día y los 15ºC por la noche, el viento es constante y la humedad muy elevada., es decir, hace un frío que te mueres. Cogimos un plano de la ciudad e hicimos lo que más nos gusta, andar y andar por la ciudad.

Nos dirigimos a Union Square una enorme plaza, situada a los pies del Downtown, en ella durante estos día se sitúa una especie de feria gastronómica en una carpa de acceso restrigido. Doblamos la calle Geary hasta Market street y nos mezclamos con los visitantes. Nos dimos cuenta de que en esta ciudad hay bastantes indigentes que suelen hablar sólos y producen cierto escalofrío. Caminamos hacía South Beach con nuestro plano y volvimos a girar hasta el puerto de San Francisco. En la puerta de entrada se sitúa una torre inspirada en la Giralda que durante muchos años fue el edificio más alto de la ciudad. En el puerto, hay numerosos puesto de venta de pescado y un gran muelle desde el que pudimos ver el otro gran puerto de la bahía, The Bay Bridge. Eran las 9 de la tarde y en EEUU anochece muy pronto, el puente estaba iluminado y la perpectiva era fantástica. En ese momento decidimos busca un sitio donde cenar. En la calle Geary hay muchísimos tiendas de comida, comida Vientamita, hambusguesa, pizzas.... Nos asomamos en varíos de ellos hasta que en uno vimos un cuadro que nos llamos la atención. Joe Pesci, Robert de Niro y Ray Liotta, es decir los protagonistas de GoodFellas captaron nuestra atención, el olor de la pizza hizo el resto. En esa pequeña pizzería probamos una de las mejor pizzas de nuestra vida.





viernes, 12 de agosto de 2011

Yosemite National Park




A las 6:50 sonó el despertador en Mammoth Lake, destino Californiano durante las vacaciones invernales. Salimos a la terraza y los remontes de las pista de esqui se encontraban a escasos metros del hotel. La noche había sido dura, el día anterior recorrimos 520Km entre montañas desiestas con unos desniveles pripios del tour de francia. En algunos momentos cundió la agustia, cuando alguna vaca invadió la carretera en la noche solitaria. Desayunamos un poco de fruta, cobrada a precio de oro y llegamos al Parque Natural Yosemite. Este país es una caja de sorpresas, de pronto estás a 45ºC en el desierto y a 100 km, es un entorno natural lleno de vegetación salvaje dominada por sequoias.



Nada más entrar nuestro nerviosismo nos obligó a parar en varias ocasiones para disfrutar de la belleza de ríos, desfiladeros y pinos. Decidimos recoger información n toulume visitor center en el que se encontraba una entrañable señora que nos arrancó la primer sonrisa del día. Intercambiamos comentarios incluso se atrevió con el español, se despidió de nosotros con un cariñoso adios y nosotros le explicamos que es más bonito decir -Hasta pronto- (See you soon). Aparcamo el coche y tomamos una preciosa ruta a pie por la zona, eran unos 3 km donde vimos ciervos, ardillas bagando plácidamente por las praderas de la parte alta del paque, no nos los podíamos creer, estábamos maravillados. Las personas que nos cruzábamos, nos daban los buenos días, la sensación no podía ser mejor. Eran muchos los arboles que cruzaban el río de aguas frías y claras. Estuvimos durante 4 horas caminando y disfrutando de aquellas paisaje indescriptible.






Durante la ruta perdimos la noción del tiempo, debíamos reponer fuerzas pero llegamos tarde al comedor más cercano y tuvimos que comer unos Cheetos y un par de galletas. No llevamos comida de fuera por que es habitual que los osos te destrocen el coche si huelen dentro algo que llevarse a la boca. Miramos la hora y nos dimos cuenta que debíamos apresurarnos para ver alguna cosa más. En el camino vimos Toulumme Groove, un lugar en el que se encontraban alguna de la Sequoias más impresionantes. Tras un largo camino de una media hora en un sendero de vegetación frondosa llegamos a la primera de ellos, los acompañantes dejaron de ser amables ruteros y se tornaron en turisteros impacientes.






Por último nos faltaba ver el valle de Yosemite, un enorme desfiladero encumbrado por varias cascadas de cientos de metros de altura. La afluencia de turistas bañándose en el río y realizando fotos era muy grande, tanto que la entrada a las zonas de parkings se formaban enormes atascos y pueden producir un enormes doleres de cabeza. En cuanto aparcamos fuimos al stand de alquiler de bicicletas y la cosa cambió radicalmente. La ruta duraba una hora y media aproximadamente y estaba convenientemente señalizada para poder verlo los puntos de mayor interés. El paisaje era inmejorable y el fresquito del bosque invitaba a proseguir la marcha. Especialmente llamaban la atención las cascasas que se producían desde los alto de la colina desde varios cientos de metros. El flujo de agua no era muy elevado, probablemente debido a que nos encontrábamos en una época de menos lluvias, pero en alguna de las fotos de los establecimientos cercanos al parque, se podía observan que en otros momentos la cantidad de agua era mucho mayor. La imagen que se lleva uno cuando visita este parque, es el inmenso desfiladero boscoso, incrustado entra dos imponentes colinas de piedra maciza.




El día había sido muy largo, el cansacio hizo mella en nosotros y decidimos posponer la visita hasta el día siguiente. El paisaje había cambiado, el desierto rojizo, árido y seco, dejó paso a la viva vegetación y solamente pudimos poner un pero, no pudimos ver ningún oso en nuestro camino.

jueves, 11 de agosto de 2011

Las Vegas


Llevábamos bastantes días en el desierto de Arizona y Utah, era bastante impresionante pero podía resultar bastante repetitivo. En la jornada de hoy dormiríamos en Las Vegas, previo paso por la presa Hoover . Salimos pronto hacia Nevada, nos esperaban bastante kilómetros de carretera con unas temperaturas muy elevadas. Cuando cruzamos el estado, comenzamos a ver muchos puntos en la carretera con letreros luminosos que señalaban ofertas de casinos en pleno desierto. Tras girar una colina observamos una enorme construcción de ladrillo, se trataba de las Vegas. La extensión horizontal era enorme pero debido a las increibles dimensiones verticales, producía una sensación óptica muy interesante. Repostamos en las Vegas y nos dirigimos al lago Mead, es un lago'artificial de unos 200 km2 de area, plagado de embarcaciones lujosas de yupis alojados en las zona cuyas aguas abastecen a las Vegas, que terminan en la magestuosa presa Hoover. Las Vegas fue un recurso estadounidense empleado para reincentivar la economía americana. Para llevar a cabo este ambicioso plan fue necesario abastecerla de agua y energía, la llave de este plan fue la presa hoover, construida en los años 30 en la que murieron cientos obreros.






Aparcamos el coche y la temperatura rondaba los 45 ºC, bajamos el parking y nos asomamos a la presa hoover, el ancho no es muy significativo pero la caída vertical es espeluznante. Nos hicimos la fotos de rigor y partimos hacía el mayor monumento hortera construido por el hombre. Entramos por la zona este y pronto contemplamos la vía principal de esta ciudad, el Strip. En esta calle se hallan los más importante hoteles, el MGM, New York New York, Paris, Bellagio, Tropicana, Caesar Pallace, Mirage, Encore y Venetian, en este último teníamos nuestras habitaciones. Pronto nos dimos cuenta de lo que suponía las Vegas. En el control del parking, la persona de seguridad nos piropeó el coche, nos los recogieron, sacamos las maletas e hicimos el Check-in. El techo del parking debió pintarlo Miguel Ángel en unas pegatinas estaban fijadas con cola. Una enorme fuente resaltaba en la entrada, los tonos dorados dañaban nuestra vista y todo el mundo era encantados a precio de dólar. Subimos a la habitación en la planta 29, unos 60m2 en los que cabía mi piso de Móstoles. Las cortinas no nos dejaban ver la panorámica, menos mál que encontramos un mando que lo hacía por nosotros, el lujo chulesco y la ostentación chorreaba en cada rincón.






Nos duchamos y nos fuimos a comer a un centro comercial enorme situado frente al Encore, para curzar de calle teníamos escaleras mecánicas, los parque temáticos de los hoteles hacían las delicias de los turistas. Las calles estaban llenas de mejicanos con tarjetas de prostitutas, que golpeaban para llamar la atención e incomodar a los biandantes. Los hoteles tenían situados las tragaperras en la puerta de los casinos y estaban repletas de ludópatas en su mayoría Japoneses. En las Vegas todo vale, cruzar en rojo, fumar en espacios cerrados, beber en la calle, ¿Qué más da? Todo vale! El ambiente festivo es palpable. Decidimos bajar a darnos un baño para templar el sofocante calor que hace en esta gran urbe. La piscina tiene sus bordes llenos de bebida y es una de las mejores cosas del hotel. Nos duchamos y decidimos dar una vuelta por el Strip. Compramos unas cervezas y vimos el gran espectáculo de luces de la ciudad. En el Mirage sumulaba las explosiones de un volcán y unos metros atrás el juego chorros de agua del Bellagio asombraban al personal, fue el momento de entrar al Bellagio cual magnates de la droga. La entrada estaba llena de tiendas de Guzzi, Dior..... Una vez dentro, atravesamos las maquinas y nos dirigimos a las zonas d Black Jack, ruleta y poker. Las apuestas rondaban entre los 20 hasta los 2500$ en la zona pobre y en alguna mesa, la mínima era de 1000$, es decir en cada mano se juagaban varios becarios. Intimidados, buscamos algo más asequible. Finalmente Antonio jugo a una tragaperrras y no se como lo hizo pero gano 6$, los cobró y.... ¿Qué esperáis? Acto seguido la máquina fue ocupada.... Que sitio más cutre, ¿Donde está la diversión? En España, en el canyon, en tantos y tantos sitios donde la única forma de divertirse no sea ganar dinero. Nos retiramos victoriosos al descanso.




El día siguiente sería una jornada dura. Nos despertamos pronto, nos pusimos el bañador y nos fuimos a hacer Kayak por el río colorado en la zona del desierto de Mohave. El calor era criminal pero a pesar de ello, el ríoestaba helado y cuando digo helado, es helado, no es un fío de las Rías Baixas, ni del Lago de Sanabría helado quiere decir que cuando me metí casi no me podía mover. El baño no fue refrescante, fue crionizador. Fueron dos horas muy bonitas, el río atarviera la zoan de Black canyon, la cabras montesas nos sorprendieron en una colina preciosa. El agua estaba cristalina, el el borde se veía el fondo y podía dar algo de miedo especialmente a la vuelta. La ida fue algo lenta, íbamos agua arriba, pero a la vuelta gracias al viento y a la corriente del río nos asustó un poco. Muchas piedras e incluso algún arbol se podían ver bajo nosotros a escasos metros.






Así concluyó la jornada matinal, regresamos a las Vegas a darnos un placentero baño en la piscina y un baño de sales. El espíritu yupi-hortera nos poseía. Nos duchamos y cenamos en un centro comercial al lado del Planet Hollywood. En este centro, el techo simula al cielo, con situaciones climatológicas cambiantes, Sol, agua, nuves... contaba además con un hilo musical que imprimía bastante realismo. Cenamos en un chino y visitamos sus tiendas. Los precios eran espectaculares, ahí me compré mis primeras Nike Air Jordan. Decidimos visitar los demás hoteles, Las vistas del Paris por fuera son dignas de ver, la torre Eiffel escala 2:1 es sensacional, este sitio presentaba algunas ventajas respectoa Francia ya que a penas se veía algún francés. Decidimos entrar al New York New York, con el puente de Broklint a sus pies y una montaña rusa en las alturas, en la parte interior no había gran cosa. Finalmente visitamos el mayor casino de las Vegas el MGM, le llaman la ciudad. Es espectacular, la zona de casinos inmensa. Otro punto negativo, que da a entender el nivel mental de algunos visitantes, es que pueden verse algunos niños en la zona de casinos, luego nos llevamos las manos a la cabeza.... la visita estaba a punto de terminar y nos faltaba explorar en detalle nuestro hotel El Venetian. En la segunda planta están reconstruidos los canales más emblemáticos de Venecia con un techo que simula el cielo y con gondolieris que deleitan a las parejas con sus canciones y con sus canciones. Estaba bastante vacío y pudimos disfrutar cómodamente de un gran paseo. Nos quedamos con muy buen sabor de boca.







Lo cierto es que al contrario de muchos sitios que visitamos, no me gustaría repetir en esta ciudad. También hay que reconocer que hay que verlo por lo menos una vez en la vida. La salida fue más agradable, mientras conduciamos hacía Yosemite, Marta me leía su libro con los entresijos del Oeste americano y me desvelaba muchos de los secretos de esa ciudad, construida con dinero negro Mafioso, mientras pasábamos por el desiesto, en el que supuesta mente yacían los cadáveres cobrados por los soldados de la cosa nostra.



viernes, 5 de agosto de 2011

Monument Valley

Amaneció en Page, su enorme estábamos en el desierto, las temperaturas en la mañana eran propias de una ola de calor a las tres de la tarde en Madrid, salí de la habitación para ver el entorno en el que nos escontrábamos y en la carretera me sorprendieron las numerosas lanchas ancladas al remolque de esas rancheras americanas, el desierto nos envolvía presidido por el inmenso lago Powell, el constraste era increible y necesitaba volver a asearme parar partir sin demora. Las prisas no son buenas compañeras, me equivoqué de habitación y dijé – estos mejicanos nos son mis compañeros de viaje-, cerré la puerta a toda prisa y entré en nuestra habitación. Desayunamos y nos dirigimos a Antelope Valley.

Las temperatura rondaban los 116 F cuando legábamos a la reseva de los navajos, una curiosa civilización. Entramos al parking aguardando la hora del inicio del tour guiado, no teníamos apenas agua y era insoportable situarse al Sol. Por fin, cual sardinas en latas nos montaron en aquella ranchera con asientos en la parte superior, el conductor nos avisó de que tuviéramos cuidado debido al terreno irregular, era un comentario que nos provocó bastante risa, no teníamos ni cinturón ni agarraderas.




Después de rebotar unas cuantas veces contra el suelo, llegamos a la entrada del canyon, un pasadizo angosto y oscuro se elevaba frente a nosotros, el guía no explicó cuales eran las normas a seguir y procedimos a entrar. El Cañón se mostraba como una gran grieta vertical, de pared arcilloza y arenosa, con trazos circulares caprichosamente dibujados gracias a la arena, agua y viento. La luz penetraba por los estrechos agujeros de la parte superior y formaba un contraste de tonalidades claras y oscuras muy difícil de olvidar.







Tras esta galería fotográfica, partimos hacía Monument Valley, que se encontraba a unos 250 km del Antelope. El paisaje desértico y la asusencia de gasolineras marcó ese viaje, la población que pudimos encontrarnos era en mayoría navajos. Paramos a comer en Kayenta y sobre las 4 de la tarde partimos rumbo a nuestro objetivo, pronto la memoria fotográfica comenzó a activarse, esa larga carretera en medio del desierto con las famosas mesas de color rojo en el fondo fue protagonista del algunas famosas escenas de Forrest Gump y del mítico anuncio de Malboro. Paramos a realizar las primeras fotografías en la carretera y a los poco Km estábamos en la entrada. El Acceso con vehículos particulares está permitido en ciertas zonas y rodea a las mesas más importantes. Me sorperndió gratamente que no se tratara de una zona especialmente explotada, los navajos cuidaban aquel gran parque que conservaba su belleza natural intacta. El tour constaba de 13 puntos distanciados aprox unos 2 o 3 km que rótulos que marcaban zonas de parada, con algun nombre que en algunos casos representaba el parecido del monumento con el nombre del punto. Elefante, camello, tres hermanas.






La visita fue tomando cuerpo conforme pasaban las horas, el atardecer nos brindó la posibilidad de contemplar el Monument en su máximo esplendor. En ese momento éramos conscientes de que nos encontrábamos en un lugar único, gobernado por una población singular que nos dejó un grandísimo sabor de boca. La imagen que todavía tengo en la retina es un inconmensurable horizonte, cortado por los inmensos accidentes rocosos de color rojizo propios de una de tantas películas del lejano oeste.




World Maravilles

El domingo 31 amaneció muy pronto, es uno de esos días que esperas con ilusión, con esa sensación que te baja del estómago hasta las piernas. Nos montamos en el coche después de tomar una desayuno continental, con esos cafés diluidos en agua que carecen de buen sabor y partimos hasta Gran Canyon National Park. El viaje duró una hora y media aunque realmente perecieron diez minutos entre aquel paisaje florido que no dejaba entrever el Grand Canyon del Colorado.
A las nueve y media me encontraba en un puesto de bicicletas lleno de turistas, sin mis compañeros de viaje que habían decidido visitar el cañon desde el cielo con un helicóptero. Realicé los tramites oportunos y me enfundé el casco de la bicicleta para partir por las rutas del parque natural. Caminaba a través de los pinos por una zona repleta de persona que acampaban con sus carabanas en un entorno de ensueño, el cielo estaba encapotado y unas gotas comenzaron a caer, en esos momentos la desilusión yacía dentro de mí, pero tenía muy claro que no empañarían una jornada con ciertos tientes de aventura. Conforme pasaban los kilómetros aparecían las sorpresas, la primera de ellas fué un rancho situado en Grand canyon village llena de caballos que hacían las delicias de los visitantes, según parece es una forma maravilosa de realizar la visita, me paré a contemplarles en medio de esa imagen tan norteamericana e intenté averiguar la senda que debía tomar. Ví una vía del tren, la atravesé y comencé a dar pedales sin ninguna prisa, mirando hacía todas las direcciones, saboreando cada segundo hasta que a lo lejos apareció un gran mirador lleno de gente. No podía ser verdad, detrás de esa barandilla se situaba un horizonte tan lejano que la vista no podía alcanzar, la gente se agolpaba petrificada ante uno de los paisajes más escalofriantes que puede vislumbrar el ser humano. Aceleré la marcha, aparqué mi chirriante bicicleta con la cabeza gacha, no quería asomarme hasta que no pudiera concentrar los cinco sentidos en el majestuoso prodigio de la naturaleza. Por fin llegó el momento....



Cuando uno escucha la expresión de maravilla del mundo puede entender que se trata de un slogan comercial que no tiene más importancia, es imposible darle el valor que merece hasta que no se laza la vista y se queda sobrecogido por lo que está delante. El sentimiento es indescriptible, las palabras sobran y el tiempo parece detenerse, las dimensiones son incalculables para una cabeza científica. La fuerza de la naturaleza combinada con el paso de los años han producido un accidente geológico que ningún ser humano podría imaginar. Volví a coger la bicicleta y comencé la ruta hacía Hermit rest, la subida era un poco dura, la vegetación separaba mi vista de aquel hermoso paraje y contaba los minutos hasta el siguiente mirador. Uno a uno fueron pasando, hasta que por fin logré contemplar al responsable de aquel paisaje, aquel río serpenteante de color marrón que yacía unos mil quinientos metros bajo mis pies hasta que llegué a monument creep, un pequeño sendero repleto de franceses y japoneses cuyo final era un mirador esplendido, el compañerismo entre los turistas era patente, cualquier persona se percataba de la necesidad de un fotógrafo con aquel bonito fondo. Después de ese punto y tras una milla escasa llegué a Hermit rest, sediento coloqué mi bicicleta en una roca y pronuncie las palabras mágicas – A bottle of water please – Los dioses me escucharon y me concedieron un deseo, cayó una tromba de agua divina, comparable a la lluvia invocada por los trecientos espartanos en el mar cercano al paso de las termópilas que azotaron a los hombres de herges. Las nuves nos tapaban la vista y se introdujeron dentro del canyon, fueron quice minutos en los que el agua atravesaba la tienda de souvenirs, mi cara de poker era evidente y la pena de los demás turistas que me veían, también estaba a 17 km del visitors center con una bicicleta ¿alguien se cambiaría por mi?





Los autobuses que recorren al parque tienen un sistema de tranporte de bicicletas en la parte delatera, pero las personas que montan en bicicleta saben que no completar una ruta es una batalla perdida, el orgullo ciclista no permite cesar en el empeño prestablecido. Cuando la lluvia descargó me subí a la bicicleta y comencé mi viaje de vuelta, no había tiempo que perder. Volvió a caer alguna gota que me hizo temer lo peor pero remitió, en esos momentos parecía alberto Contador en una contrarreloj, pesé al terreno lleno de altibajos debí tardar unos 45 minutos hasta el punto del alquiler, dejé la bicicleta y esperé a mis compañeros de aventura que todavía estaban impresinados por las panorámicas del parque. Era hora de reponer fuerzas con comida basura, todavía no tengo claro que esos alimentos sean beneficiosos. La tarde estaba reservada para llegar hasta Desert view.



Las primeras vistas eran algo repetitivas pero poco a poco y gracias al cambio de luminosidad, se creaban nuevas vistas maravillosas pese al enrome números de visitantes. Conforme ascendíamos, nos encontrábamos más cómodos y ávidos de nuevas perpectivas del más hermoso atardecer que he podido contemplar. Nos surgió un duda, ¿Algún artista ha intentado plasmar esa imagen en un cuadro? ¿Es posible reflejar tantos detalles de manera manual? Finalmente, nos senamos en un roca, nos estábamos despidiendo, nos resistíamos a marcharnos ¿Por que fue tan corto? ¿Es posible acostumbrase a esa vista? La visita tocaba a su fin, nos montamos en el coche anocheciendo rumbo a Page, cuando salíamos del parque, no nos resistíamos a girar la cabeza cuando la vegetación nos los permitía, hasta que la luz del del Sol nos abandonó...